El pasado sábado día 22 de Marzo del 2008 (apunto la fecha para que no se me olvide en adelante), en semana santa, firmé mi primera cesión de derechos como guionista, es decir, que todos mis derechos de autoría y futura explotación del cortometraje HIKIKOMORI serán administrados por la Escuela de Cine y Artes de Madrid...
eso y que Rafael Azcona haya muerto en Domingo de Resurrección, pagando por todos los pecados de los guionistas (la frase no es mía, la he leído), y de toda la mierda que hay que aguantar...
todo esto... por separado y junto... No es una buena señal
Lo cierto es que las cesiones de derechos, las demandas judiciales, las grandes decisiones, no son como en una película.
Una cesión de derechos, que es algo tan nazi como negarte a reconocer eso que has hecho, en lo que has estado trabajando, en lo que has dejado buena parte de tus entrañas el tiempo que fuera, ahora eso con una simple firmita, queda en manos de otras personas a las que no les confiarías ni un Doberman para que les mordiera.
¿Qué debería haber?
Debería suceder en una sala sin ventanas, bajo una luz asquerosa y parpadeante, con un productor cabrón que saca los papeles en cuanto no miras, un productor que es feo, gordo y con una máscara qye le hace parecer aún más repugnante y que sólo esperas que no te roce ni la caspa mientras estás atado de pies, manos y cabeza...
Suenan unos violines más agudos que cuando cantan las mujeres en la opera... Vas a llorar... Y firmas... Y el público llora porque te has vendido, porque se acabaron tus sueños, porque eras el protagonista y ahora eres el perdedor de esta historia...
Pero no sucede así.
Sucede en La Latina, en un bar muy bonito que tiene madera y que los ventanales dan a una bonita mañana de Sábado, con un viento agradable moviendo los pocos artbolitos que quedan por el centro de Madrid (y se ven lejos, sin duda), con tu productor, que en realidad es un tío encantador, ni feo ni gordo, el más encantador de tus colegas de la escuela, con el que pides un desayuno genial mientras os reis de Hannah Montana (la única banda sonora del encuentro, aparte de las ocasionales melodías de los móviles) en el pequeño televisor de bar mientras habláis de rodajes, de planes para el verano, de contratos basura y de cómo la ECAM se parece a un club social (bastante caro).
(el bar de la foto no es, pero en google era el único semejante)
Y firmas.
Y no pasa nada.
No pasa nada porque estás en una escuela, porque sabes que los cortos saldrán mal, que aún no importa, y sólo es después cuando piensas que es una mierda firmar eso y que la próxima vez, cuando se trate de algo importante, cuando salgas de la escuela, no firmarás.
O eso espero...
Ojalá en las clases de guión se hablara de algo más que lo bonitas que son las adaptaciones de las películas de John Huston y nos hablaran de esto... Saldríamos mejor parados y la muerte de un único guionista no hiciera tambalear el suelo bajo nuestros pies.
foto de Rafael Azcona, el más ilustre de los guionistas españoles.
1 comentario:
Venga mujer, ya vas haciendo el camino poquito a poco ¡¡¡ Tu lo vales !!
Dentro de poco escribiras guiones de peliculazas y no te acordaras de nada de eso *-*
Y a todo esto. El menda que la ha cascao' no me suena de nada... anda que tengo un nivel cultural de la hostia. Pero si tu dices que era bueno, yo te creo :D
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