Paseando por los pasillos de la planta baja del IKEA, cuando ya estábamos recogiendo las estanterías que habíamos ido a pillar, Carlos y yo nos planteamos lo que debía ser ir solo al IKEA.
No a pillar algo pequeño, sino tus muebles.
La situación: vives solo, llegas a una ciudad nueva, no conoces gente...
¿Cómo coges las cosas? ¿Cómo te decides?
¿Hablas más con la gente cuando vas solo o te da mas verguenza? ¿Compras mas cacharros para la cocina o menos? ¿Fundas para cama individual o de matrimonio?
Y... sobre todo... ¿Cómo te llevas tu solo una jodida estanteria (mejor dicho 2) tu solo hasta el metro y, de alli, hasta casa...
Ahi la soledad se paga cara en IKEA: 50 euros.
Por suerte Jack (el peugeot), Carlos y yo somos un buen equipo y esta vez IKEA no nos ha ganado la partida. Hemos entrado con prisa y, en hora y media estabamos de vuelta en casa. 15 minutos para ir y otros tantos para volver, solo una hora abducidos.
Sólo queríamos unas estanterías para el pasillo (de las que no puedo poner foto porque hasta el sabado no las montaremos), pero ya que estábamos...
-Lámpara azul para la chica
- Papelera futurista para el chico
- Manteles individuales
- Una tabla de cortar
y hemos logrado huir del resto... de la mesa plegable que nos decia "me necesitais" "no tienes sitio en casa para una mesa de comer ¿a que no?"... de las sartenes... de los sofas comodos...
1 comentario:
Ya sabes que no soy tan colorista como tú en cuanto a los muebles pero... ¡¡me pirra la zona de menaje del Ikea!! Siempre veo cosas muy utiles y potitax
Ale, pues nos vemos, que ya estoy de vuelta Marilo!
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